La Vía del Corazón · Lección 12

La Vía del Corazón
Lección 12 :: 1 y 22 de diciembre

Me abro a la lluvia de Gracia

La Vía del corazón es el primero de los tres libros que componen la Vía de Maestría. Esta enseñanza es palabra viva. Cada vez que es leída se presenta como nueva en nuestros corazones, una oportunidad sagrada de seguir profundizando en el despertar a la mente crística.

Las enseñanzas de la Vía nos llevan a transitar un camino fácil y sin esfuerzo. Todo en ella es una invitación a la simplicidad, sin mermar profundidad y devoción.
En ella se establecen las bases que hacen posible el deshacimiento del miedo para aceptar nuestra Realidad.

Nuestro miedo más profundo es el miedo a No Ser y solo a través del reconocimiento del amor en Ti, puedes reconocer su ilusión.
Tu corazón solo quiere amar, despertar a su realidad y vivir en coherencia con el sentido de cada aliento, darse, expresar a Dios, ahora. Tu corazón solo quiere reconocer el regocijo de sentir la alegría de Dios en todo.
Ro

¿Soy consciente del miedo que tengo a escuchar al corazón?
¿Soy consciente de cómo he encarcelado a mi corazón, inundándolo en teorías y razones intelectualizadas, en lugar de lanzarme a experimentarlas?
¿Soy consciente de que he intentado conocer a Dios en una biblioteca, en lugar de lanzarme a descubrirlo en los ojos de mi hermano y en cada momento humano? ¿Reconozco el miedo que albergo a sentir y a vivirme como Quien soy?
¿Me doy cuenta de las barreras y límites que he puesto al Amor?

Estas enseñanzas dibujan una vía para descubrir y aceptar al Cristo en ti y expresarlo en tu experiencia humana. El camino que nos regala Jeshua, a través de su canal Jayem, es un camino de deshacimiento de lo falso que descansa en la práctica del perdón y el reconocimiento del poder de nuestros pensamientos. Es un camino que nos pone en contacto con el discernimiento, que solo la mente y el corazón unidos pueden revelar. El intelecto es seducido por la candidez del corazón, abriéndonos a una experiencia nueva y a la vez totalmente conocida. Esta obra, nos ofrece una práctica constante y continuada, plenamente nutritiva para habitar el hogar interior y reconocer el único poder real, el amor.

Solo el amor sana.

Soy el corazón de Cristo y mi único sentido
es reconocerle en la templanza del silencio.
Mi único sentido es hacerle espacio y recordar su total amabilidad.
Mi único sentido es darle total permiso
para que opere en mí y se lleve toda amargura.
Mi único sentido es aceptar al Cristo en el ahora presente
y expresarlo en toda mi experiencia en lo humano.
Respirarte en el silencio, abierta al sentir presente,
de tu mano, amado Jeshua, es despertar.
Ro